viernes, 31 de octubre de 2014

Lectura para El día de los difuntos.

Hoy se celebra "El día de los Difuntos", "Halloween" o "Samaín", llamadlo como prefiráis pero lo que está claro es que esta noche es una noche especial, un noche para dejarse envolver por el terror, por lo desconocido y por lo imposible. 
Desde Bookshunter.net queremos ofreceros un par de opciones para que disfrutéis del horror en esta noche tan singular. En primer lugar un cuento muy acorde para esta fecha: La Casa Espectral. Escrito por Ambrose Bierce y que forma parte de una recopilación del autor titulada Algunas casas encantadas. 




Y para los que prefieren el horror patrio ambientado en la misma noche que celebramos hoy os proponemos escuchar, en este caso, una magnífica dramatización radiofónica de El monte de las ánimas, de Gustavo Adolfo Bécquer.  Aquí os dejamos el enlace.


La Casa Espectral
En la carretera que va desde Manchester, al Este de Kentucky, hacia el Norte, a Booneville, que se encuentra a veinte millas, había en 1862 una plantación con una casa de madera, en cierto modo de mejor calidad que la mayoría de las viviendas de la región. Al año siguiente la casa fue destruida por el fuego causado probablemente por unos rezagados de las columnas del General George W. Morgan, que se retiraban hacia el río Ohio después de ser expulsados del desfiladero de Cumberland por el General Kirby Smith. En el momento de su destrucción llevaba deshabitada cuatro o cinco años. Los campos de alrededor estaban plagados de zarzamoras, sin vallas, y hasta las pocas viviendas de los negros, y el resto de los cobertizos en general, aparecían en parte en ruinas a causa del abandono y del pillaje. Porque los negros y los blancos pobres de la vecindad encontraban en el edificio y en las vallas un abundante suministro de combustible, del que se aprovechaban sin dudarlo, abiertamente y a la luz del día. Y sólo de día; después de anochecer ningún ser humano, salvo los forasteros que por allí pasaban, se acercaba al lugar.
Se la conocía como la «Casa Espectral». Que en ella moraban espíritus malignos, visibles, audibles y activos, no era puesto en duda por nadie en aquella región, no más que lo que el predicador ambulante decía los domingos. La opinión del propietario a este respecto era desconocida; él y su familia habían desaparecido una noche y nunca se había encontrado rastro de ellos. Dejaron todo: los enseres domésticos, la ropa, las provisiones, los caballos en el establo, las vacas en el campo, los negros en sus viviendas; todo tal y como estaba. No faltaba nada, excepto un hombre, una mujer, tres niñas, un chico y un bebé. No era sorprendente en absoluto que una plantación en la que siete seres humanos podían desaparecer al mismo tiempo, y nadie se diera cuenta, resultara sospechosa.
Una noche de junio, en 1859, dos ciudadanos de Frankfort, el coronel J.C. McArdle, abogado, y el juez Myron Veigh, de la Milicia Estatal, se trasladaban de Booneville a Manchester. Sus asuntos eran tan importantes que decidieron continuar el viaje a pesar de la oscuridad y del retumbar de una tormenta que se aproximaba, y que finalmente estalló sobre ellos cuando pasaban por delante de la «Casa Espectral». El relampagueo era tan incesante que encontraron sin dificultad el camino de entrada que llevaba a un cobertizo, donde ataron los caballos y les quitaron los arreos. Después, bajo la lluvia, se dirigieron hacia la casa y llamaron a todas las puertas sin recibir respuesta alguna. Atribuyéndolo al continuo tronar de la tormenta, decidieron empujar una puerta; ésta cedió. Entraron sin más ceremonia y la cerraron. En aquel momento se encontraron a oscuras y en silencio. Por las ventanas y grietas no se veía ni un destello del resplandor de los incesantes rayos; ni un murmullo del horrible tumulto exterior llegaba hasta ellos. Era como si se hubieran quedado ciegos y sordos de repente, y McArdle dijo más tarde que por un momento creyó haber sido alcanzado por un rayo cuando traspasaba el umbral. El resto de la aventura quedó relatado en sus propias palabras, en el Advocate de Frankfort del 6 de agosto de 1876:
«Cuando conseguí recuperarme del aturdimiento de la transición del tumulto al silencio, mi primer impulso fue volver a abrir la puerta que había cerrado, de cuyo pomo no era consciente de haber retirado la mano. Podía sentirlo claramente todavía entre los dedos. Mi idea era averiguar al salir de nuevo bajo la tormenta si había perdido la vista y el oído. Giré el pomo y abrí la puerta de un tirón. ¡Pero daba a otra habitación!
» Esta estancia estaba inundada por una tenue luz verdosa, cuya fuente no pude determinar, que hacía que todo se viera con claridad, aunque no de un modo definido. Digo todo, aunque en realidad los únicos objetos que había dentro de las desnudas paredes de piedra de aquella habitación eran cadáveres humanos. Eran unos ocho o diez (se podrá comprender fácilmente que no los contara.) Sus edades y tamaños eran diversos, desde niños para arriba, y de ambos sexos. Todos estaban postrados en el suelo, salvo uno, el de una mujer joven sentada con la espalda apoyada en una esquina de la pared. Había otra mujer mayor que agarraba a un niño en sus brazos. Un mozo de mediana edad yacía boca abajo entre las piernas de un hombre barbudo. Uno o dos estaban prácticamente desnudos, y en la mano de una muchacha había un trozo de camisón que debía de haberse arrancado del pecho ella misma. Los cuerpos presentaban distintos grados de putrefacción, y todos ellos tenían la cara y la figura muy apergaminadas. Algunos eran poco más que esqueletos.
» Mientras observaba horrorizado el espantoso espectáculo, con el tirador de la puerta aún en la mano, por alguna perversión inexplicable mi atención se desvió de aquella horrible escena y pasó a ocuparse de detalles y pequeñeces. Tal vez mi mente, por un instinto de conservación, buscó alivio en asuntos que pudieran relajar su peligrosa tensión. Entre otras cosas, observé que la puerta que mantenía abierta estaba hecha de pesadas planchas de hierro, con remaches. Equidistantes unos de otros y de arriba abajo, tres fuertes cerrojos sobresalían del canto biselado. Di media vuelta al pomo y se retiraron hasta quedar al nivel del borde; lo solté y salieron disparados. Tenía un sistema de muelles. Por dentro no había agarrador, ni ningún tipo de saliente, sólo una lisa superficie de hierro.
»Mientras advertía estas cosas con un interés y atención que ahora me asombra recordar, me sentí apartado bruscamente, y el juez Veigh, del que me había olvidado por completo debido a la intensidad y las vicisitudes de mis impresiones, me empujó hacia el interior de la habitación.
»-¡Por Dios! -exclamé-. ¡No entre ahí! ¡Marchémonos de este horroroso lugar!
»Pero no hizo caso de mis ruegos, y (tan intrépido como cualquier caballero del Sur) se dirigió con rapidez hacia el centro de la habitación, se arrodilló junto a uno de los cuerpos para examinarlo con detenimiento y levantó suavemente la arrugada y ennegrecida cabeza entre sus manos. Un olor fuerte y desagradable llegó hasta la puerta, apoderándose completamente de mí. Mis sentidos se trastornaron; noté que me derrumbaba y, al agarrarme al borde de la puerta para no caerme, se cerró con un chasquido.
» No recuerdo nada más. Seis semanas después recuperé la razón en un hotel de Manchester al que había sido llevado al día siguiente por unos extraños. Durante todo aquel tiempo había sufrido una fiebre nerviosa acompañada de un constante delirio. Me habían encontrado tirado en la carretera a varias millas de la casa; cómo había escapado de allí hasta llegar al camino es algo que nunca supe. Una vez repuesto, o tan pronto como los médicos me permitieron hablar, pregunté por el destino del juez Veigh, de quien (para tranquilizarme, según sé ahora) me decían que se encontraba bien y en casa.
» Nadie creyó una palabra de mi relato, pero ¿quién puede asombrarse? ¿Y quién podría imaginar mi tristeza cuando me enteré, al llegar a mi casa en Frankfort dos meses más tarde, de que no se sabía nada del juez Veigh desde aquella noche? Entonces lamenté amargamente el orgullo que me había impedido repetir mi increíble historia e insistir en su realidad, ya desde los primeros días que sucedieron a mi recuperación.
»Los lectores del Advocate ya están familiarizados con todo lo que ocurrió después: el examen de la casa, el fracaso en encontrar una habitación que correspondiera a la que yo había descrito, el intento de declararme loco, y mi triunfo sobre mis acusadores. Después de todos estos años todavía considero que las excavaciones que no tengo derecho legal de iniciar, ni la riqueza suficiente para llevar a cabo, revelarían el secreto de la desaparición de mi infeliz amigo, y posi¬blemente de los anteriores ocupantes y propietarios de la abandonada y hoy destruida casa. No desespero sin embargo de realizar tal búsqueda, y es una fuente de profunda tristeza para mí el que haya sido retrasada por la hostilidad inmerecida y la incredulidad impru¬dente de los familiares y amigos del fallecido juez Veigh.
El coronel McArdle murió en Frankfort el trece de diciembre de 1879.

lunes, 20 de octubre de 2014

Las 10 mejores obras de terror

Como ya anunciamos, el pasado viernes la asociación Biblioforum dedicó la reunión de este mes a la literatura de terror. Un apasionante debate conducido por Concha Perea que puso sobre la mesa un buen número de obras maestras; los imprescindibles del género.
Pero, ¿cuáles son esos libros? Hay muchas listas que recopilan las más aterradoras, impactantes e influyentes obras del género de terror. Os dejamos una infografía con nuestra lista particular y con ella iniciamos hoy un monográfico de terror. Centraremos las entradas, hasta el día de los difuntos, en este géneros que tantas pasiones levanta.
Esperamos que os guste la infografía.


martes, 14 de octubre de 2014

17 de octubre: literatura de terror en Biblioforum

Hoy queremos hacer una recomendación interesante, ¿os gusta la literatura de terror? Pues si andáis por Sevilla este viernes, estáis de suerte: Biblioforum organiza, en Fnac Sevilla, su encuentro de este mes en torno a este género literario que tanto éxito tiene.

¿No sabéis qué es Biblioforum

Biblioforum es una asociación que pusieron en marcha en 2010 cinco autores sevillanos y que desde entonces viene desarrollando sus actividades en la capital hispalense. Su compromiso con el mundo de las letras les impulsa, cada mes, a organizar eventos en los que mediante una temática conductora (en este caso la literatura de terror) se pretende acercar al lector y al escritor. En las mesas redondas y debates organizados el diálogo entre los dos polos de la literatura es el objetivo fundamental de esta asociación. Muchos autores nacionales ya han desfilado por sus actividades: Antonio Martín Morales, Clara Peñalver, Blanca Miosi, Juan de Dios Garduño, Jesús Cañadas, Juan Ramón Biedma, Nerea Riesco, Blas Malo, Joe Álamo, Francisco Narla, Alberto Morán Roa, Coia Valls, Francisco José Jurado y muchos más. Con todos ellos los lectores han podido cambiar impresiones y debatir sobre los temas propuestos por la mesa de Biblioforum, generalmente guiadas por Teo Palacios y Concha Perea, ambos escritores sevillanos. 

Volviendo al terror, que es lo que toca, este viernes el invitado será Luis Manuel Ruiz. Este autor sevillano ha sido finalista del último Premio Minotauro, y acumula además otros importantes galardones como el Premio Internacional de Novela en la Feria de Frankfurt en 2001, el Premio Novela Corta de la Universidad de Sevilla en 1998 (con su primera novela), Premio Cortes de Cádiz en 2010. 

Será una magnífica oportunidad para charlar con este autor sobre el género de terror, sus orígenes, principales autores, obras, características, historia...

Recordad: encuentro Biblioforum «Literatura de terror», viernes 17 de octubre, a las 19:00 horas, en Fnac Sevilla.


viernes, 10 de octubre de 2014

Patrick Modiano, nuevo Premio Nobel de Literatura


Ayer día 9 de octubre, el autor francés Patrick Modiano (nacido el 30 de julio de 1945 en Boulogne-Billancourt) fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura.

La Academia ha destacado como valores a la hora de otorgar el premio «su arte de la memoria con el que ha evocado los destinos humanos más difíciles de retratar y desvelado el mundo de la Ocupación». Muchas de sus obras se ambientan en los períodos más duros de la historia contemporánea francesa: el régimen de Vichy o la ocupación de Francia por los alemanes durante la II Guerra Mundial.

El centro de sus escritos lo ocupan cuestiones existenciales tales como la memoria, el olvido, la identidad y la culpa. 

La trayectoria de este laureado escritor cuenta con otros reconocimientos como el Gran Premio de Novela de la Academia Francesa (1972) o el Premio Goncourt (1978). 

Se le considera, por tanto, uno de los novelistas más influyentes de la Europa actual y de entre sus obras destacan: Dora Bruder, El café de la juventud perdida, Calle de las tiendas oscuras, La trilogía dela ocupación, Domingos de agosto, Viaje de novios, El rincón de los niños o Villa triste, entre otras muchas.

Cuatro de sus novelas han sido recreadas en la gran pantalla: Une jeunesse (1981), Villa triste (1994), Dimanches d'août (2001) y De si braves graçons (2006).

Su obra en España ha sido publicada fundamentalmente por Anagrama y traducida en gran parte por María Teresa Gallego Urrutia.

Su última novela, titulada Para que no te pierdas en el barrio, nos sumerge en una intriga cuyo punto de partida es una misteriosa llamada telefónica al protagonista.

Para terminar la entrada de hoy os dejamos con una infografía que hemos realizado sobre el Nobel de Literatura en Cifras.

Esperamos que os guste!







domingo, 5 de octubre de 2014

¿Hay mejor forma de empezar?

No podemos estrenar este blog de mejor manera que haciendo una breve reseña de nuestro paso por el IX Encuentro de Literatura Fantástica de Dos Hermanas que ha tenido lugar este fin de semana, organizado por la Biblioteca Pública Municipal "Pedro Laín Entralgo" y celebrado en el Centro Cultural de "La Almona".

Entre el sábado día 4 y el domingo 5 de octubre se pasearon por el centro de la ciudad nazarena lo más selecto del panorama actual de la literatura fantástica española.

Durante la jornada del sábado se desarrollaron varias mesas redondas. 

La primera intervención fue la conferencia de Manel Loureiro, titulada "Ver para leer". Tuvimos la gran suerte de conocer a Manel y charlar tomando un café, junto con otros destacados autores.

Muy interesante fue la mesa redonda que tuvo lugar de 11:30 a 13:00 "Premios literarios ¿Prestigio o imagen? Coordinada por Teo Palacios y con la participación de Fernando Martínez López, Francisco Segovia Ramos y Maribel Romero Soler. Aportaron una visión de primera mano sobre el mundo de los certámenes  literarios que a veces puede parecernos tan oscuro. 
Además regalaron una serie de consejos muy valiosos a todos aquellos que deseen adentrarse en el mundo de la creación literaria y probar suerte con los concursos. Es un buen método para alcanzar la publicación de una obra. 

Para cerrar la sesión de mañana Paco Mulero, Pedro Román y José Raúl Ferández, coordinados por Ernesto Fernández, debatieron sobre la relación tan íntima, y cada vez mayor, que existe entre la literatura fantástica y el mundo de la imagen y lo audiovisual. 

Tras la comida José Ángel Muriel moderó el debate sobre ¿Libro o peli? Alfonso Merelo y Juan Miguel Aguilera hicieron gala de su experiencia y animaron al auditorio con un divertido anecdotario sobre las más famosas adaptaciones de libros al cine.

El broche final lo pusieron Nerea Riesco, Antonio Martín Morales y Victoria Álvarez que bajo la siempre divertida coordinación de Concha Perea, hicieron un recorrido sobre las "Nuevas tendencias en la Literatura Fantástica", un género que como se comentó en el debate aún es joven es España pero que está despegando con fuerza apoyándose en los fuertes mimbres de una generación de jóvenes autores con mucho talento.

En definitiva un gran día en el que tuvimos la suerte de conocer y escuchar a grandes autores lo cual siempre es, además de interesante, inspirador.